ENTREVISTA
“Napoli panoramica, non endoscopica”.
Entrevista al Prof. Paolo Cappabianca
Biografía:
Paolo Cappabianca es el actual Presidente de la Sociedad Italiana de Neurocirugía y Profesor de Neurocirugía de la Universidad Federico II de Nápoles. Impulsor de centenares de publicaciones científicas; algunas que modificaron el rumbo de la neurocirugía contemporánea. Actualmente es reconocido como el padre de la endoscópica de base de cráneo en Europa. No es necesario detallar más.
—Prof. Cappabianca. Es un gusto volver a hablar con Usted, se extraña Nápoles. La AANC decidió entrevistarlo en virtud a su trayectoria. Normalmente en este tipo de entrevistas hay preguntas estipuladas. Pero en su caso, he decidido hacer algunas “outside the box”.
¿Por qué Medicina?
PC: Para mí, la medicina representa una feliz conjunción entre ciencia y humanismo. Estudié en la escuela secundaria, amaba mucho las humanidades, pero no quería vivir solo en contacto con libros y pensamientos… y pensé que esta elección podría ser una buena solución. Tuve la oportunidad de apreciar que muchos médicos cultivaban con pasión y constancia inquietudes artísticas, musicales y florales. Esto me pareció muy interesante; yo venía del ‘68, época de gran efervescencia y apertura a nuevos mundos, con una oportunidad extraordinaria para los intercambios.
—¿Por qué Neurocirugía?
PC: Neurocirugía por casualidad y por error.
Por casualidad, porque vivía en la casa de mis padres en una calle donde también había una persona de gran encanto, profesional y humano: el Profesor Francesco Castellano. Fue pionero de la neurocirugía en Nápoles y alumno de Herbert Olivecrona, ilustre neurocirujano sueco.
Por error, porque creía que la neurocirugía era una ciencia humana y terminé encontrando que los datos técnicos son los que prevalecen. Pero también encontré en esta disciplina un espacio que me pertenecía, me encantaba estudiar e investigar… y tuve una oportunidad para hacerlo.
—En otros países es reconocido como uno de los impulsores de la técnica endoscópica endonasal. En ese entonces, usted ya tenía cierto posicionamiento en el mundo de la neurocirugía o fue un boom? En otras palabras: Cappabianca hizo la endoscopia o la endoscópica hizo a Cappabianca?
PC: La endoscopia fue una oportunidad muy propicia, una oportunidad para cultivar el interés; pero debe quedar en claro que no es una técnica o un determinado instrumental lo que hace de un individuo un buen o mal cirujano.
En cirugía es fundamental la correcta indicación, la perfecta ejecución de la intervención y el riguroso seguimiento del paciente. Si solo falta uno de estos ingredientes, las complicaciones acechan a la vuelta de la esquina y me han enseñado que es mejor prevenirlas que curarlas.
—Una persona con su capacidad intelectual y de trabajo podría haber elegido cualquier lugar de Italia o Europa para establecerse. ¿Por qué Nápoles?
PC: Nápoles es una ciudad especial, con una historia milenaria, que históricamente vive de fuertes contradicciones, para bien o para mal. Es una ciudad que se ha alimentado de muchas sangres y gente diferente. Me parece un lugar hermoso e inspirador.
En el trabajo, sin embargo, sucede que tenemos que enfrentar un desafío diario aquí, nada se da por sentado, nada es fácil. Las lecciones que he recibido del deporte (en particular del remo) y mi carácter, me han llevado a asumir este compromiso con alegría.
Agregaría que la facilidad para viajar en las últimas décadas y la llegada de internet han hecho posible interactuar mucho más fácilmente con colegas de todo el mundo y aprender de ellos, todos los días, en todo momento. Así que viajé mucho y conocí más aún.
—Usted guarda ciertas formas de la aristocracia italiana y al mismo tiempo tiene intrínseca la cultura del trabajo. Es como si hubiese tenido dos tipos de educación a la vez. ¿Dónde aprendió ambas?
PC: Considero importante las formas, en la vida diaria y así también en neurocirugía. Pero lo más importante es la sustancia de cada persona.
No reconozco la aristocracia de sangre, para mí los seres humanos somos todos iguales y cada uno es diferente al otro. Comprender esto, nos permite establecer interacciones con diferentes roles y posiciones.
La cultura del trabajo, creo, viene en cierto modo del paso en el siglo XIII del emperador Federico II, que nos dejó como dote algunos castillos y nuestra Universidad, muchos ojos azules, curiosidad cultural -científica y un rigor teutónico. Nuestra Universidad está a punto de cumplir, en 2024, 800 años.
—Usted destinó gran parte de su tiempo y energía a la Universidad Federico II de Nápoles. ¿Por qué?
PC: Durante un viaje a la India, en 1982, un conocido pintor en la ciudad de Udaipur, durante una conversación que tuvimos en su estudio, me decía que a veces no basta una vida entera para hacer una sola cosa. Y que debemos converger todas nuestras energías e incluso de diversos afluentes a esa labor. Para mí, fue revelador… me llegó el mensaje. Y tal vez instintivamente me alineé con este concepto: mi pasión por las flores, la lectura, el deporte, la fotografía se fundieron en un compromiso convergente con el trabajo que pretendía realizar con dedicación exclusiva.
—Personalmente pienso que el fuerte posicionamiento del Equipo de Nápoles no se debe al desarrollo de una técnica quirúrgica. Se debe al “overview” que tuvieron. ¿Comparte está opinión?
PC: Estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación. “Napoli panoramica, non endoscopica!”
—Un día en Nápoles vi una pintura que me impactó: “El martirio de Santa Úrsula”. Caravaggio te conecta con Caracciolo, y este con Tiziano.
Con ustedes pasa algo similar… Solari te conecta con Cavallo, Cavallo te conecta con Cappabianca. Es un fenómeno extraño, ¿no?
PC: Esto que pudiste observar testimonia un aspecto verdaderamente único de la ciudad: el arte, la belleza, el fervor científico, el espíritu de libertad, que no puede encerrarse en una sola forma expresiva. Eso se transmite en nuestro equipo.
—Existe algún factor común en los que integran el equipo Neuroquirúrgico de la Federico II de Nápoles?
PC: La fuerza de nuestro equipo proviene de la cohesión de muchas orquestas en sintonía entre sí. Nos une el respeto mutuo, el ejemplo, la participación y el método. Además, logramos salvaguardar las cualidades propias de cada individuo del equipo. La mezcla de todo esto produjo un efecto exponencial.
—Quienes fueron sus maestros, que le enseñaron?
PC: Soy un hombre muy afortunado. Por una cuestión de suerte, y no de mérito, tuve distintos maestros en mi camino:
En la vida: mi padre y mi madre.
En la escuela: mi profesora de filosofía, Vera Lombardi, para la lección de método.
En el deporte: Roberto Garolla, expresidente del Circolo Italia del Remo e della Vela.
En la Universidad: Enrico de Divitiis, mi profesor de neurocirugía.
En el mundo: Ed Laws, quien me abrió la mente.
—Algún consejo para los neurocirujanos jóvenes.
PC: Orejas grandes para escuchar, curiosidad, dedicación y perseverancia.
La pasión es un valor añadido, que no se puede recomendar, pero sin duda es un ingrediente extra fundamental.
—En nombre del Comité Editorial lo invito a formar parte del Comité Científico Internacional de la Revista Argentina de Neurocirugía.
PC: Será un gusto, muy agradecido.
Por: Juan F. Villalonga
LINT, Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Tucumán